Esta composición nació de un viaje a la casa de vacaciones familiar, donde, en compañía de toda la familia, Tiziana y yo pasamos días felices corriendo por el bosque, escuchando las historias del abuelo sobre plantas y flores, jugando a reconocer sus aromas. Ninguno de nosotros en ese momento hubiera pensado que algún día ese juego se convertiría en nuestra pasión y nuestro "trabajo". A los pies del Monte Catria hay un pequeño pueblo con 1000 habitantes llamado Frontone. La tranquilidad del lugar solo se ve interrumpida por los aromas de las flores y plantas que rodean el valle. No muy lejos de allí se encuentra la Fonte Avellana: un lugar de meditación y silencio que le da al viaje un sabor espiritual. Nuestra casa estaba protegida por el Castillo de Frontone, una fortificación que vigilaba la frontera del área que los romanos cruzaron para llegar al Adriático y el último bastión del Ducado de Montefeltro entre los siglos XV y XVI. Un lugar rico en historia y maravillas, en medio del cual jugábamos felices. Al subir a la torre más alta del castillo, en su magnífico entorno, se puede ver el imponente Monte Nerone y hasta el Estado de San Marino, mientras que en el lado opuesto se puede mirar sobre el Mar Adriático. Después de la cena, bajo el resplandor de una enorme luna amarilla, jugábamos en la torre iluminada con braseros encendidos bajo un cielo estrellado... Por lo tanto, este extracto de perfume es brillante y centelleante y se vuelve atemporal, justo como la constelación que le da su nombre. Esta esencia etérea y blanca, como la tarde soleada que nos sigue entre la realidad y la imaginación, puede, casi por arte de magia, producir aromas dulces y ligeros, gracias a sus notas de fruta de la pasión y grosella negra, que son al mismo tiempo persistentes y duraderas gracias a la fuerza de la flor de meliloto, lirio y narciso. Este perfume es la historia de un sueño que narra el maravilloso viaje en las alas de la imaginación, el eterno niño dentro de nosotros, que pasó una calurosa noche de verano contando estrellas fugaces. Un vuelo a lugares exóticos donde viven criaturas mágicas y desconocidas en bosques perfumados de encantamiento. Es el encuentro con hadas y elfos, con colores brillantes y aromas maravillosos, recogidos y registrados para siempre en este precioso néctar de fantasía. Una fragancia atemporal que nunca deja de hablar de amor y gratitud.