El relato de esta fragancia comienza alrededor del Lago Como. Un cuerpo de agua que siempre nos ha fascinado porque es mucho más profundo incluso que el mar donde vivimos, pero rodeado de espectaculares montañas. De hecho, el lago está situado en una cuenca rodeada de montañas cubiertas de bosques y tiene un paisaje variado y perfumado. A lo largo de sus orillas hay pastos, bosques, rocas escarpadas e imponentes, pintorescos pueblos que dominan el agua y hermosas villas con parques y jardines. La parte central del lago, donde se encuentran los tres brazos, es el punto más suave pero con el paisaje más amplio. Nos encantaba llegar a esta encrucijada de agua en barco y ver las mejores vistas sobre el promontorio de Bellagio, en la Grigna norte que domina la Valsassina y, en días despejados, la cuenca superior con los Alpes al fondo. El lugar más familiar y querido siempre ha sido el ramal de Lecco que tiene un panorama más agreste y pintoresco, con la Grigna sur, de origen dolomítico, y las rocas de Corni di Canzo que, bajando hacia el lago, forman bahías e inlets pintorescos. Nuestro refugio favorito era la fuente del Fiumelatte, descrita por Leonardo da Vinci. Ya se conocía como "Fiumelaccio" en el Códice Atlántico de Leonardo da Vinci, quien estaba muy intrigado por este fenómeno. Este arroyo que intrigaba a Leonardo da Vinci, nos había hechizado a nosotros niños debido a su característica única en el mundo: el agua fluye en el arroyo intermitentemente desde el 25 de marzo hasta el 7 de octubre. El agua proviene de una cueva misteriosa llena de fragancias que serían imposibles de verbalizar y sería un eufemismo si se intentara. Un lugar donde la alquimia del perfumista cobraba vida antes que en ningún otro lugar. La roca de la cueva misma estaba perfumada. Después del período en el que el arroyo fluye intermitentemente, se puede ver su canal que parece ser un verdadero paisaje lunar.