En una noche particularmente oscura, fría y tardía de invierno, en el límite mismo de la primavera, Paolo y Tiziana estaban en Palermo con su abuelo Guglielmo y toda la familia. En la ciudad se estaban preparando las festividades para el Solsticio y la gente estaba animada por esa euforia confiada que precede a grandes eventos, llena de expectativa por la bendición de la nueva cosecha, fruto de su arduo trabajo en los campos. Decían que la suerte estaba llegando a la ciudad, así que iluminaron la oscuridad con fuegos y las calles con el color y los perfumes hipnóticos de las flores.

El cielo era el más negro de los negros y una ligera bruma ocultaba los pasos de los niños mientras se aventuraban por los callejones entre los palacios barrocos para ver las hogueras que iluminaban el valle con largas lenguas de fuego, su crepitante rompiendo el inquietante silencio que se cernía sobre la ciudad. Su abuelo trazó el contorno de una constelación suspendida en los cielos que solo es visible en las noches más oscuras. Incluso en estas raras ocasiones, las hermosas estrellas poco notadas que la componen se revelan solo a los ojos de aquellos observadores realmente experimentados y pacientes que están dispuestos a esperar y reconocerlas. ¡Así también un aroma artístico se revela solo a aquellos verdaderos conocedores que tienen el conocimiento y el alma para entenderlo!

La bóveda del cielo parecía un manto negro que había envuelto, no tragado, toda la Vía Láctea, pero Guglielmo comenzó hábilmente a señalar pequeños puntos luminosos que parecían distantes al principio pero que crecían constantemente en intensidad, volviéndose cada vez más hermosos y misteriosos mientras los niños los observaban. Lince es, de hecho, famosa por ser una constelación llena de estrellas dobles, pulsando como un faro en la noche, enviando señales a los viajeros y soñadores.

Envuelto en este cielo oscuro, el aroma de las flores esparcidas en las calles para las festividades palpitaba exuberante e hipnótico, llevando a los niños en un viaje de ensueño como si estuvieran en las alas del hipogrifo que una vez vivió aquí en Sicilia. Siguiendo los pasos del caballo alado, cuyas hazañas inspiraron toda la colección Luna, descubrimos esta maravillosa creación. Se abre con la frescura de los cítricos sicilianos, la bergamota y la naranja emergen enfatizadas por el pomelo, todo impregnado del poder hipnótico del ajenjo, templado por el inusual toque del anís estrellado y el té verde.