Cuando éramos niños, durante los días calurosos y soleados del verano, Tiziana y yo pasábamos la mayor parte del tiempo con nuestro abuelo en el campo. Él llenaba nuestros días con cuentos mágicos, enseñándonos las maravillas del mundo. Nuestro padre, Evelino, a menudo nos acompañaba en viajes de vacaciones con su velero hecho completamente de madera fragante. Navegábamos por los mares en este barco, con ojos brillantes y ansias de nuevas descubiertas, conociendo la belleza infinita de Italia que amábamos. A solo unas millas de nuestra ciudad, hay una montaña encantada que se arroja contra el mar, creando una escena impresionante: el Monte Conero. Las rocas y los bosques se reflejan en las aguas cristalinas de una de las bahías más hermosas de Italia, protegida por dos picos, las Dos Hermanas, que fueron arrojadas al mar por los dioses. Partíamos en medio de la noche acompañados por suaves brisas que llevaban consigo el alegre aroma de la vegetación mediterránea durante todo el viaje. Nuestro padre se orientaba por las estrellas, mientras que nuestro abuelo Guglielmo señalaba la constelación de Orión y su cinturón mítico. En ocasiones veíamos fuego en tierra firme y hogueras que revelaban peligros a los marineros. Nuestros corazones se encontraban con una explosión de aromas llevados por los cálidos vientos del verano que todavía resuenan en nosotros hoy. Orión es el resultado de ese eco lejano. Es un perfume picante e intenso, fuerte pero delicado al mismo tiempo. El ramo de cítricos lo hace efervescente, en contraste con la dulzura de la piña y la redondez de la manzana, todo lo cual conduce a su brillante estela de equilibrio especiado compuesto de tomillo y orégano. Una brisa fresca te envuelve cuando lo usas, y un recordatorio de la madera selecta te acompaña en un viaje onírico hacia lo Infinito.